21 de agosto de 2021 - Sábado de la 20ª semana en el T.O.

Rut 2:1-3, 8-11; 4:13-17; Mateo 23:1-12

HOMILÍA

            La afirmación principal y más absoluta de Jesús en este Evangelio es: "Sólo tenéis un Padre, el que está en el cielo".  De ello se deduce que quien ejerce la paternidad o la maternidad en la familia, la sociedad o la Iglesia, ejerce la de Dios, de quien es representante o vicario.  Una vez reconocido esto, todo se armoniza fácilmente.  La comunidad cristiana, no más que cualquier otra sociedad humana, no puede ser un grupo amorfo sin estructura.  Debido al carácter social de los seres humanos, la comunidad está constituida por un conjunto de relaciones, y estas relaciones están relacionadas con los diversos servicios que los miembros de la comunidad se prestan entre sí. 

 

            El problema no son los nombres que se pueden dar a los distintos servicios ni los títulos que se dan a quienes los realizan.   Estos títulos varían según las sensibilidades de cada época y cultura.  Lo que importa es el espíritu con el que se realizan estos servicios.

            A lo largo del Evangelio, Jesús deja claro de muchas maneras (véase, por ejemplo, el largo discurso del capítulo 18 de Mateo) que en el corazón de su comunidad están los pequeños y los necesitados.  La razón por la que Jesús es tan duro con los fariseos, y tiene palabras muy duras para ellos, es que habían creado una especie de comunidad en la que ellos mismos eran el centro y desde donde imponían su voluntad al pueblo en nombre de Dios.

            Una comunidad unida en la misma búsqueda de Dios respeta a sus dirigentes y a todos los que en su seno tienen servicios que prestar, de cualquier tipo, sabiendo que al hacerlo se respeta a sí misma.  Los problemas que estigmatizan las palabras de Jesús en el Evangelio de hoy se producen cuando los dirigentes consideran que los honores les corresponden personalmente.

            Puesto que sólo Dios es nuestro padre y nuestra madre, esforcémonos siempre, en todas nuestras relaciones fraternas y en todo nuestro servicio a la comunidad, por ser madres y padres los unos de los otros.

Armand VEILLEUX