6 de junio de 2022: Memoria de María Madre de la Iglesia.

Génesis 3:9-15.20 o Hechos 1:12-14; Juan 19:25-34

Homilía

               Durante el Concilio Vaticano II, algunos de los Padres Conciliares habrían querido proclamar un documento dedicado específicamente a la Virgen María, atribuyéndole sin duda nuevos títulos además de todos los que la Tradición y también la piedad popular le han conferido.  El Concilio optó, en cambio, por hablar de María en el capítulo 8 de la Constitución Dogmática Lumen gentium, sobre la Iglesia, situando a María en el centro del Misterio de Cristo y de la Iglesia,

               Cuando Pablo VI pronunció el discurso de aprobación de esta Constitución Lumen gentium el 21 de noviembre de 1964, proclamó a María "Madre de la Iglesia". El nuevo Catecismo de la Iglesia Universal incorporó este nuevo título para María, que la sitúa en el corazón del misterio de su Hijo; y el Papa Francisco, el 11 de febrero de 2018, en el 160º aniversario de la primera aparición de María en Lourdes, decidió que la memoria de María Madre de la Iglesia se celebrara cada año el lunes de Pentecostés. Esto es lo que hacemos hoy.

               A esta memoria, el leccionario de la Iglesia romana ha atribuido lecturas específicas. La lectura del Evangelio, del Evangelio según San Juan, nos habla del momento en que Jesús, en la cruz, confía a María a su discípulo Juan con las palabras: "Ahí tienes a tu madre".  La tradición siempre ha entendido que fue a toda la Iglesia, en la persona de Juan, a quien Jesús confió a su madre. Por tanto, María estuvo presente al pie de la cruz de Jesús.

               Como primera lectura, hay dos textos para elegir. El primero procede del texto del Génesis, donde Dios dice al demonio, que ha tomado forma de serpiente, que la mujer (es decir, "LA mujer por excelencia") le aplastará la cabeza.  La otra opción es el relato de los Hechos de los Apóstoles, donde encontramos a María, el día de la Ascensión, "en el aposento alto" con los Apóstoles, algunas otras mujeres y los hermanos de Jesús, es decir, los miembros de su familia extensa.

               Esta "habitación superior" es, con toda probabilidad, la habitación donde Jesús celebró su última Pascua con sus discípulos. 

               Esta "habitación superior" también puede relacionarse con el relato altamente simbólico del nacimiento de Jesús al principio del Evangelio de Lucas, donde se dice que María acostó a su hijo en un pesebre porque no había sitio en la habitación superior (la palabra griega utilizada por Lucas, que suele traducirse como "posada", significa en realidad "habitación superior". Es una palabra rara que sólo se encuentra una vez más en el Evangelio, en el pasaje en el que Jesús envía a sus discípulos a la ciudad para que digan a alguien que el Maestro pregunta dónde está el "aposento alto" donde puede celebrar la Pascua con sus discípulos.  Lo que Lucas quiere decir con este lenguaje simbólico es que María, al depositar a su hijo en un pesebre, nos lo da como alimento, hasta que pueda entregarse a nosotros en la "habitación superior" de la Última Cena.

Celebremos, pues, esta Eucaristía dando gracias a Jesús por habernos dado a su Madre, y también dando gracias a María por habernos dado a su Hijo.

Armand Veilleux