27 de abril de 2022, miércoles de la 4ª semana de Pascua

Hechos 12:24-13:5; Juan 12:44-50

Homilía

Los textos de la misa de hoy hablan esencialmente de la Palabra.  En el Evangelio, en primer lugar, Jesús dice que fue enviado por su Padre para transmitir una Palabra a la humanidad.  Él mismo es esta Palabra que el Padre nos dirige, y en esta única Palabra, el Padre lo dice todo, de modo que quien lo recibe recibe al Padre, y quien lo ve, ve también al Padre.  Vino a traer la luz al mundo.  Y Jesús explica en qué consistirá el juicio final.  No será un juicio desde fuera, traído por Dios sobre cada persona.  No, será simplemente la confirmación del estado en que cada persona se ha puesto al aceptar o rechazar la Palabra.  Nos ponemos en la línea de la Vida o de la Muerte, de la Luz o de las Tinieblas, aceptando o no la Palabra de Dios y dejando que transforme nuestras vidas o no.

La lectura del Libro de los Hechos nos muestra cómo esta Palabra transforma no sólo a cada persona a la que se dirige, sino también a la Iglesia y a la sociedad. Es admirable ver cómo esta Palabra, dirigida por Jesús a unos pocos discípulos en los caminos de Galilea y Judea, se difunde repentinamente como un reguero de pólvora tras su Resurrección.  La primera frase de nuestra primera lectura es sorprendente.  Lucas, en este texto de los Hechos, no dice que la comunidad cristiana estaba creciendo y desarrollándose.  Dice que la Palabra crecía y se multiplicaba.

Cada día, no sólo en la liturgia, sino a través de nuestras lecturas personales, entramos en contacto con la Palabra de Dios.  Estemos atentos para que esta lectura no sea un simple ejercicio, sino un verdadero contacto con la palabra, una verdadera "recepción" de la palabra.  Entonces la palabra crecerá en nosotros.  Al igual que el Bautista, disminuiremos y la Palabra crecerá en nosotros, transformándonos gradualmente en ella.  Entonces seremos cada vez más transformados y conformados a la Palabra sustancial, el Hijo de Dios.  Este es el objetivo de nuestra vida cristiana y de nuestra vida monástica.

Hoy conmemoramos a San Rafael Arnaìz Barón, monje de la Abadía de San Isidro en España

Armand Veilleux