21 de abril de 2024 -- 4º domingo de Pascua "B
Hechos 4:8-12; 1 Juan 3:1-2; Juan 10:11-18
Homilía
Este evangelio nos habla del Buen Pastor. "Buen pastor" es la traducción habitual. Y, sin embargo, el texto griego original debería traducirse, literalmente, como: "Yo soy el hermoso pastor" ('o poimèn 'o kalós), como nos recordaba hace unos veinte años el cardenal Martini de Milán en una admirable carta pastoral sobre la belleza que salvará al mundo. En realidad no hay mucha diferencia entre las dos traducciones, porque lo verdaderamente bello es lo bueno y lo verdadero. Esta es la diferencia entre una rosa real y una flor de plástico, entre una persona genuina y alguien que intenta engañar interpretando un papel. Cuando conocemos a una persona admirable por su generosidad, su amor, su fidelidad, ¿no decimos: "¡Qué bella persona!"?, y cuando alguien nos cuenta una historia especialmente conmovedora, ¿no decimos: "¡Qué bella historia!? Pues bien, es en este sentido que Jesús es un "hermoso pastor". Jesús utiliza esta imagen para describir la naturaleza de su relación con nosotros.