25 de noviembre de 2021 - Jueves de la 34ª semana impar
Daniel 6, 12-28; Lucas 21, 20-28
Homilía
Continuamos nuestra lectura del Libro de Daniel. Ayer vimos a Daniel interpretando para el rey Darío las palabras escritas milagrosamente en la pared del comedor de su palacio. Hoy vemos cómo Daniel es víctima de los celos de algunas personas y es arrojado al foso de los leones, sólo para salir milagrosamente protegido. Sin embargo, la escena termina con una matanza. El rey Darío, después de sacar a Daniel del foso de los leones, arroja a sus acusadores con sus esposas e hijos. Esto está muy lejos de la moral evangélica y del respeto a los inocentes, por no hablar del respeto a la propia vida humana. Este relato debe interpretarse como parte de una larga historia en la que el pueblo de Israel experimenta a un Dios cercano, que participa en su vida, en sus luchas, en sus derrotas y en sus victorias. No fue hasta el Nuevo Testamento que se reveló el Dios del amor y la justicia.