10 de agosto de 2024 - Fiesta de San Lorenzo, diácono
2 Cor 9:6-10; Juan 12:24-26
Homilía
San Benito, en su Regla, dice que quiere establecer una "Escuela donde se aprenda a servir al Señor" (Schola dominici servitii). Quien viene al monasterio viene a servir al Señor, un servicio que se encarnará día a día en el servicio de los hermanos o hermanas. Ahora bien, Jesús, en el breve Evangelio que acabamos de leer, dice: "El que quiera servirme, que me siga". Por eso la vida monástica se llama también sequela Christi, vida de seguimiento de Cristo. Jesús proclama estas palabras (Si alguien quiere servirme, que me siga) en un contexto en el que anuncia su propia pasión. Por eso es comprensible que describa en qué consiste este seguimiento utilizando la imagen del grano de trigo que ha caído en la tierra. Un grano de trigo seco puede ciertamente ser triturado y comido. Pero es sólo un pequeño grano, por sí mismo. En cambio, un grano de trigo que se coloca en la tierra, si está sano, comienza a germinar en cuanto entra en contacto con la humedad del suelo. Muere como un grano de trigo, pero nace a una nueva vida como tallo, luego como espiga, y produce muchos otros granos. Y Jesús concluye esta comparación con esta misteriosa frase: "El que ama su vida, la pierde; y el que odia su vida en este mundo, la conservará en la vida eterna."