18 de mayo de 2024, sábado de la 7ª semana de Pascua
Hechos 28, 16-20.30-31; Juan 21, 20-25
Homilía
Con la solemnidad de Pentecostés, que celebraremos mañana, el tiempo litúrgico de Pascua llegará a su fin. En las Eucaristías festivas de las últimas siete semanas, la primera lectura, generalmente del Libro de los Hechos, nos ha introducido en el testimonio de los primeros mártires de la Fe y en la vida de la primera comunidad cristiana en Jerusalén, y luego en la predicación a las Naciones más allá del mundo judío, y especialmente en el ministerio de Pablo. La lectura del Evangelio nos ha hablado de las apariciones de Jesús a sus discípulos durante este periodo; y, desde el comienzo de esta última semana, hemos estado leyendo los capítulos del Evangelio de Juan que relatan las palabras de Jesús a sus discípulos durante la última cena que tuvo con ellos y su larga oración a su Padre durante esa misma cena. Así que era conveniente que en este último día del Tiempo Pascual antes de Pentecostés, leyéramos los últimos versos de los Hechos de los Apóstoles y los últimos versos del Evangelio de Juan.