16 de julio de 2021 - Viernes de la 15ª semana del año impar

Ex 11:10-12, 14; Mt 12:1-8

Homilía

          Leemos la Escritura a la luz de la interpretación que le ha dado toda la tradición cristiana que nos ha precedido, y esto es normal.  Sin embargo, a veces es útil acercarse a un texto evangélico sin referencia a lecturas e interpretaciones anteriores, tratando de preguntarse qué pudo significar el texto para quienes lo leyeron primero, en la primera generación cristiana.  Es un ejercicio que vale la pena hacer para el Evangelio de hoy.

 

          Los discípulos de Jesús arrugan en sus manos algunas espigas de trigo y las comen en sábado, para escándalo de los fariseos, que consideran esto una actividad prohibida en sábado.  Jesús los defiende y termina diciendo: "Os digo que aquí hay algo más que el templo. Si hubieses entendido el significado de esta palabra: Deseo misericordia y no sacrificio, no hubierais condenado a estos inocentes.  Porque el Hijo del Hombre es dueño hasta del sábado.

          La interpretación más popular y frecuente de este texto es entenderlo como si Jesús dijera: "Aquí hay uno -yo- que es más grande que el templo.  Yo soy dueño del sábado; por eso hago lo que quiero, y mis discípulos también".  Pero no creo que eso sea lo que quiere decir el texto.

          En primer lugar, Jesús no dice: "Aquí hay alguien más grande que el Templo", sino: "Aquí hay algo -una realidad- más grande que el Templo".  Esta realidad mayor que el Templo, la menciona inmediatamente después.  Es la "misericordia".  La palabra griega utilizada es eleos, que significa amor, más concretamente amor misericordioso hacia quien es infiel o ha transgredido. Es esta misericordia la que Dios prefiere a cualquier sacrificio, a cualquier observancia ritual.  ¿Por qué? Porque la ley y los rituales están al servicio del ser humano en su servicio a Dios, y no al revés.

          El Hijo del Hombre es dueño del sábado, dice Jesús.  Cuando leemos esta expresión "Hijo del Hombre" en el Nuevo Testamento, la escuchamos como si fuera simplemente uno de los nombres del Mesías.  Es uno de los nombres del Mesías, pero la expresión tiene un significado más general.  La expresión "hijo del hombre" se refiere en primer lugar al ser humano como tal.  Y si el Mesías es el Hijo del Hombre por excelencia, es porque es la plena realización de lo que Dios tenía en mente cuando creó al hombre y a la mujer a su imagen.  Cuando Jesús dice que el Hijo del Hombre es dueño del sábado, está diciendo que el ser humano en su dignidad fundamental es más grande que todas las leyes establecidas para ayudarle en su camino hacia Dios.

          Cuando vemos a nuestra hermana o hermano transgredir una ley, no tenemos derecho a "condenarlo/la", aunque no podemos hacer la vista gorda ante la transgresión, porque Dios mismo no condena.  Ante todo, debemos recordar que tenemos ante nosotros a un ser humano creado a imagen de Dios y, por tanto, más grande, en su dignidad fundamental, que todas las leyes.

Armand VEILLEUX