Después de la Epifanía - Jueves, 6 de enero de 2022

1 Juan 4,19-5,4; Lucas 4,14-22a

Homilía

          Después de Mateo, el lunes, y de Marc, el martes y el miércoles; hoy es Lucas quien nos cuenta algo sobre el primer ministerio de Jesús.

 

          En su capítulo 3, Lucas había descrito el bautismo de Jesús y cómo, cuando Jesús entró en el agua, el Espíritu del Señor vino sobre él en forma de paloma, y se oyó la voz del Padre:  "Tú eres mi Hijo muy querido".  Luego, al comienzo del capítulo 4, dice que Jesús, lleno del Espíritu cruzó el Jordán y que fue conducido por el Espíritu al desierto, donde pasó 40 días y 40 noches.  Después, "con la fuerza del Espíritu en él", volvió a Galilea y comenzó a predicar en la Sinagoga.  Más tarde, un día fue a su ciudad natal, Nazaret, en el día sábado, y se levantó para leer.  Y leyó el texto:  "El Espíritu del Señor me ha ungido..." 

          Al decir después "Este texto se está cumpliendo hoy mientras lo escucháis", Jesús anuncia que el Mesías ha llegado.  Todavía no se presenta como ese Mesías.  Pero un poco más tarde, cuando los discípulos de Juan vengan a preguntarle : "¿Eres tú el que ha de venir...?" responderá : "Mirad lo que veis: el cojo camina, el surdo oye, etc."

          Así pues, he aquí el signo de las obras del Mesías, las obras para las que se le ha dado el Espíritu: Su misión era llevar la buena noticia a los pobres, liberar a los cautivos, devolver la vista a los ciegos, liberar a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor.   

          Esas son las obras del Espíritu.  Nosotros también hemos recibido el Espíritu el día de nuestro bautismo y de nuestra confirmación.  Nuestra misión es también difundir el amor -un amor muy concreto- a nuestro alrededor, empezando por los más cercanos, por aquellos con los que convivimos. Ese fue también el mensaje de Juan en la primera lectura.