5 de mayo de 2022 -- Jueves de la 3ª semana de Pascua
Hechos 8:26-40; Juan 6:44-51
Homilía
Continuamos nuestra lectura del capítulo 6 de Juan. En las secciones que hemos leído en los últimos días, Jesús nos ha vuelto a decir que él es el Pan de Vida y que cualquiera que venga a él con fe tendrá vida eterna. Hoy establece el vínculo entre la fe y el sacramento de la Eucaristía. El pan que dará a los que acudan a Él es su carne, ya entregada para la vida del mundo. En estas pocas palabras se establece el vínculo no sólo entre la fe y el gesto sacramental, sino también entre la fe, el sacramento y el acontecimiento de la Cruz.
El mismo vínculo se establece en la primera lectura, que sigue hablándonos del progreso de la evangelización más allá del territorio de Israel, tras la primera persecución. La sangre del primer mártir es ya una fuente de cristianos. Y esta vez hay, además, el vínculo entre los dos elementos del sacramento: la palabra y la obra.
Cada año, muchos judíos venían de la diáspora para celebrar la Pascua en Jerusalén. Algunos de ellos eran judíos de nacimiento, que vivían en el exilio; otros eran paganos que se habían convertido al judaísmo. Una de las grandes diásporas de la época estaba en la parte oriental de África, lo que hoy es Egipto y Etiopía. De aquí salió el Etíope, funcionario de Candace, reina de Etiopía, como leemos. Estaba leyendo del Antiguo Testamento, del profeta Isaías. El diácono Felipe lo catequizó y le explicó que ese texto anunciaba los sufrimientos de Jesús, el Mesías. El Etíope recibe el don de la fe y cree en este mensaje. Expresa su fe sacramentalmente recibiendo el bautismo. Aquí tenemos todos los aspectos de la vida sacramental de la Iglesia.
Este Etíope fue uno de los que llegaron a Jerusalén y regresaron a su país llevando el mensaje del Evangelio, lo que explica la presencia de la Iglesia en esta parte de África desde la primera generación cristiana. El final del relato nos muestra el aspecto complementario de la evangelización: el diácono Felipe continúa su viaje para llevar el Evangelio a Cesarea, más allá de las fronteras de Judea, Galilea y Samaria.
Armand Veilleux