16 de mayo de 2022 - Lunes de la 5ª semana de Pascua

Hechos 14:5-18; Juan 14:21-26

Homilía

Queridos hermanos y hermanas,

            El Evangelio de hoy, de nuevo de Juan 14, al igual que el de los últimos días, retoma el tema de la "morada".  Este tema de la "morada" está vinculado al del "camino" utilizado para llegar a ella. También está relacionado con el tema del amor y de la comunión.  Cuando vivimos en algún lugar con alguien, cuando hemos elegido convertirlo en nuestra morada, esto presupone que existe una relación de comunión y amistad entre nosotros y esa persona (o esas personas).  De lo contrario, sería un infierno.  "El infierno es el otro", decía el filósofo Sartre, el otro, cuando no hay ningún vínculo de comunión entre él y nosotros).

            Por eso Jesús dice que si alguien le ama, guardará su palabra, o sus mandamientos.  Entonces su Padre le amará y ellos (el Padre y Él) vendrán y harán de esa persona su morada.  Esto significa que lo establecerán en una relación de amistad estable, sólida y permanente con ellos.

            Guardar la Palabra de Jesús es ser como María, que al principio del Evangelio, aunque no entendía del todo las palabras de Jesús, las guardaba y las meditaba en su corazón.  También nosotros, cuando leemos la Palabra de Dios, nunca entendemos más que una mínima parte de lo que Dios quiere decirnos.  Pero si guardamos con cariño estas palabras en nuestro corazón, y sobre todo si conformamos nuestra vida a ellas, esta Palabra -inseparable de su Padre y de su Espíritu- permanecerá en nosotros, y nos iremos transformando en ella, en esta relación de comunión.

            Lo que Jesús nos dice aquí, con palabras humanas, es infinitamente más grande y bello que todo lo que podamos decir al respecto, incluso que lo que Jesús pueda decir con nuestro lenguaje humano.  Por eso anuncia que nos enviará su Espíritu que, sin palabras, de forma inefable, nos recordará interiormente todo lo que Jesús nos ha dicho y nos llevará a la comprensión de esta Palabra, una comprensión que sólo se puede alcanzar en el amor.

            Abrámonos a esta Palabra, a esta comunión y a esta venida de Dios a nosotros.