4 enero 2025 -- Sábado
HOMILÍA
Este diálogo entre Jesús y sus discípulos, recogido por Juan varias décadas después, es muy conmovedor por su sencillez. Al principio, los discípulos se contentan con seguir a Jesús. Entonces él les pregunta: «¿Qué buscáis?». En lugar de responder a esta pregunta, se limitan a preguntar: «Rabí, ¿dónde te quedas?». Lo que significa: «No buscamos nada ni a nadie. Lo que buscábamos, lo hemos encontrado». -- Les dijo: « Venid y lo veréis ». Y en este punto, hay una línea muy conmovedora en el relato de Juan: «Eran como las cuatro de la tarde».
Es como uno de esos preciosos recuerdos en los que tenemos detalles del contexto en el que conocimos, por ejemplo, a un querido amigo por primera vez... Igual que una pareja de ancianos que hablan de su primer encuentro, muchos años después, dicen: «¡Fue en aquel lugar, en aquel restaurante, en aquella esquina, a las cuatro de la tarde!».
Entonces, del mismo modo que Juan les envió al Mesías, estos discípulos quisieron compartir con los demás lo que habían encontrado. Andrés fue a buscar a su hermano Simón y le dijo: «¡Hemos encontrado al Mesías!». Jesús dijo a Simón: «Tú eres Simón, hijo de Juan; te llamarás Pedro».
Cuando el Papa Pablo VI visitó Jerusalén en enero de 1964 y se reunió con el Patriarca Atenágoras, éste le regaló como recuerdo de su visita un icono realizado especialmente para él, en el que se ve a los dos hermanos Andrés y Pedro abrazados. Ante el inminente comienzo de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, recemos para estar siempre atentos a la voz de Dios en nuestras vidas. Y, para no perdérnosla, desarrollemos la capacidad de responder siempre «Aquí estoy» cuando alguien pida nuestra ayuda. Pidamos también la gracia de conducir a nuestros hermanos y hermanas a Cristo.
Armand Veilleux