31 de agosto de 2024 - Sábado de la 21ª semana par
Homilía
Para cualquiera que tenga un poco de experiencia con el mercado monetario o que sea un poco sensible a la justicia social, este Evangelio puede resultar problemático. Pero esta parábola no trata de economía ni de justicia social, ni tampoco de los talentos que hemos recibido y que necesitamos producir. Esta parábola, como todas las demás, trata sobre todo de Dios. Nos enseña algo sobre la generosidad de Dios, que siempre nos recompensa de una forma totalmente desproporcionada a lo que aportamos.