Homilías de Dom Armand Veilleux en español.

7 de julio de 2024 - 14º domingo ordinario "B

Ezek 2:2-5; 2 Cor 12:7-10; Mc 6:1-6

H o m e l i a

           Cuando Jesús llega a Nazaret, (pues se supone que se trata efectivamente de Nazaret, aunque Marcos, sin duda intencionadamente, no nombra la ciudad), su reputación le ha precedido. Al leer los capítulos anteriores del Evangelio de Marcos, vemos que no sólo la fama de taumaturgo de Jesús le precedía en Nazaret, sino también la fama de personaje peligroso que le habían dado los fariseos y los dirigentes del pueblo, que ya habían decidido matarlo (Mc 3,6). Sabemos que enseñaba en su propio nombre y no como los escribas (Mc 1,22). Sabemos que no observa las tradiciones, atreviéndose a tocar a un leproso y permitiendo a sus discípulos arrancar espigas y aplastarlas en sábado e incluso curar en ese día (Mc 1,39-45; 2,23-3,6); sabemos que va a comer a las casas de gente de mala reputación (Mc 2,14-17), etc. Además, a causa de todo esto, su propia familia había llegado a la conclusión de que había perdido la cabeza y había venido, incluida su madre, a buscarlo y llevarlo a casa (Mc 3,21; 31-35).

4 de julio de 2024 - Jueves de la 13ª semana ordinaria

Am 7, 10-17; Mt 9:1-8

Homilía

            Cuando Jesús está en Galilea, esa región que Isaías ya llamaba la "Galilea de las Naciones" (Is. 7:23-9:1, citado en Mt. 4:15), se encuentra en las fronteras de la tierra de Israel y a menudo se enfrenta a los que los judíos llaman "gentiles" o "paganos".

22 de junio de 2024 - Sábado de la 11ª semana ordinaria

2 Cor 24, 17-25; Mateo 6, 24-34

Homilía

          Jesús nos compara con las aves del cielo y las flores del campo. Ciertamente, tenemos mucho en común con ellos. Pertenecemos al mismo mundo biológico o animal. Pero hay algo que los pájaros y las flores no tienen y que nosotros sí: nuestra capacidad de expresar nuestras necesidades con palabras. Cuando una necesidad se expresa con palabras, deja de ser simplemente una necesidad. Se convierte en un deseo, una petición, una súplica, algo que establece una presencia, una relación y, en última instancia, el amor. Cuando, como ser humano, expreso un deseo a alguien, no estoy simplemente pidiendo algo; estoy pidiendo algo a alguien. Le estoy pidiendo a alguien que satisfaga mi necesidad. Le estoy pidiendo que me ame lo suficiente como para demostrarme su afecto satisfaciendo mi necesidad.

24 de junio de 2024 -Solemnidad de San Juan Bautista

Is 49:1-6; Hechos 13:22-26; Lucas 1:57---80 

Homilía

           La iconografía tradicional nos presenta a menudo a un Juan Bautista severo, desgreñado y de aspecto bastante desgarbado. Esta presentación puede inspirarse, por supuesto, en algunos pasajes de los Evangelios que recuerdan su predicación y sus llamadas a la conversión y a la penitencia. Sin embargo, el tema que se repite una y otra vez en los relatos de su nacimiento es el de la alegría.

20 de junio de 2024, jueves de la undécima semana par

Si 48, 1-14; Mt 6, 7-15

Homilía

           Como vimos ayer, este texto del "Padre nuestro" formaba parte del pasaje sobre la oración que encontramos en el capítulo 6 de Mateo. Como sabemos, el evangelista Mateo reunió en lo que llamamos el Sermón de la Montaña una serie de enseñanzas de Jesús dadas en distintos lugares y momentos, muchas de las cuales se encuentran en los otros evangelios sinópticos.

23 de junio de 2024 - 12º domingo ordinario "B

Job 38:1, 8-11; 2 Cor 5:14-17; Mc 4:35-41

Homilía

            En el séptimo día de la creación, Dios descansó. Después de crear, en los seis días anteriores, un universo que conoció rayos y relámpagos, tormentas y huracanes, volcanes y terremotos, Dios descansó tranquilamente porque, como le explicó a Job en el texto que escuchamos como primera lectura, había establecido límites que estos poderes de la naturaleza no podían traspasar.

24 de julio de 2024 -- Miércoles de la 16ª semana "B”

Jer 1,1. 4-10; Mt 13,1-9

Homilía

          Esta mañana tenemos el mismo Evangelio que hace unas semanas, en el 15º domingo ordinario. Lo importante para Jesús, en esta parábola, no son las espinas que pueden ahogar la semilla recibida; no es el terreno rocoso, que no permite que la semilla tenga raíces profundas; no son las aves del cielo que vienen a comer el grano que ha caído en el camino; ni siquiera es la buena tierra que recibe esta semilla. Lo más importante para Jesús es la propia semilla. Y la semilla de la que habla es su Palabra, que es también la Palabra de su Padre.