Homilías de Dom Armand Veilleux en español.

4 de diciembre de 2021 - Sábado de la 1ª semana de Adviento

Is 30, 19-21. 23-26; Mt 9:35-10:1, 6-8

Homilía

            Los rabinos de la época de Jesús se rodeaban de unos pocos discípulos, con los que vivían en una escuela o en la puerta de la ciudad.  Jesús eligió un estilo muy diferente.  Es un rabino itinerante que no espera a que los discípulos vengan a él, sino que va él mismo hacia ellos.  No forma a sus discípulos con largos discursos, sino que simplemente los involucra en sus viajes misioneros y también los envía a misionar a esas multitudes "cansadas y abatidas como ovejas sin pastor".  No está en la línea de los sacerdotes de su tiempo (preocupados por los sacrificios y el dinero del pueblo) y menos aún en la de los fariseos (una élite altiva), sino en la de los grandes profetas de Israel.

3 de diciembre de 2021 - Viernes de la 1ª semana de Adviento

Isaías 29:17-24; Mateo 9:17-31

Homilía

           El leccionario litúrgico, muy rico en este tiempo de Adviento, no se limita a darnos unos breves textos para meditar.  Más bien, nos da algunos puntos de referencia para guiar nuestra lectio divina. 

28 de noviembre de 2021-- 1er Domingo de Adviento "C"

Jer 33:14-16; 1 Tes 3:12-4:2; Lc 21:25...36

Homilía

            La historia de la humanidad, así como la de cada nación y familia, o incluso la de cada individuo, conoce momentos de crisis, profundas o leves.  Es a esos momentos a los que se refiere Jesús en las primeras frases de este relato, que concluye con la sorprendente frase: "Cuando empiecen estos acontecimientos, levantaos y levantad la cabeza".  Jesús continúa su exhortación con una llamada a la vigilancia y a la oración continua. De este modo, dice, seremos juzgados dignos... "de presentarse de pie ante el Hijo del Hombre". De pie, por lo tanto, en una actitud de dignidad y confianza, que es muy diferente del miedo y la servidumbre. 

2 de diciembre de 2021 - Jueves de la 1ª semana de Adviento

Isaías 26, 1-6; Mateo 7, 21. 24-27

Homilía                     

           Los pocos versos del Evangelio que acabamos de leer son el final de lo que llamamos el Sermón de la Montaña, ese largo discurso en el que Mateo recoge todos los elementos más importantes de la enseñanza de Jesús.  Después de estos pocos versos, Mateo añade una conclusión, que no hemos leído, que es: "Cuando Jesús terminó estos discursos, las multitudes se asombraron de su enseñanza; porque les enseñaba como hombre de autoridad, y no como sus escribas."

26 de noviembre de 2021 - Viernes de la 34ª semana impar
Daniel 7:2-14; Lucas 21:29-33
 
Homilía
 
Desde el comienzo de la semana, hemos leído una sección cada día del largo discurso escatológico de Jesús, según la versión de Lucas, cuya conclusión tenemos hoy.

30 de noviembre de 2021 - Fiesta de San Andrés

Rom 10:9-18; Mat 4:18-22

Homilía

             Cuando los discípulos lo dejaron todo para seguir a Jesús, corrieron un gran riesgo.  Poco antes habían venido otros profetas que habían afirmado ser el Mesías, y muchos los habían seguido, para darse cuenta después de que se habían equivocado.  Los seguidores de Jesús fueron más afortunados; el que seguían era el verdadero Mesías.  Por ello, a menudo recordaban más tarde el momento en que escucharon su primera llamada, y probablemente lo adornaban un poco. Cada uno de los evangelistas relata esta primera llamada de forma personal y la sitúa en un contexto diferente.  Tienden a dar la impresión de que su respuesta fue inmediata y definitiva.  En realidad, dudaron mucho y no abandonaron definitivamente sus ocupaciones hasta después de la Resurrección.  Pero, al condensar los acontecimientos en un solo episodio, quieren subrayar dos puntos esenciales.  La primera es la capacidad de la llamada de Dios, una vez escuchada, de movilizar todas las energías humanas.  La segunda es la autoridad con la que Jesús elige a sus discípulos.

25 de noviembre de 2021 - Jueves de la 34ª semana impar

Daniel 6, 12-28; Lucas 21, 20-28

Homilía

          Continuamos nuestra lectura del Libro de Daniel.  Ayer vimos a Daniel interpretando para el rey Darío las palabras escritas milagrosamente en la pared del comedor de su palacio.  Hoy vemos cómo Daniel es víctima de los celos de algunas personas y es arrojado al foso de los leones, sólo para salir milagrosamente protegido.  Sin embargo, la escena termina con una matanza.  El rey Darío, después de sacar a Daniel del foso de los leones, arroja a sus acusadores con sus esposas e hijos.  Esto está muy lejos de la moral evangélica y del respeto a los inocentes, por no hablar del respeto a la propia vida humana.  Este relato debe interpretarse como parte de una larga historia en la que el pueblo de Israel experimenta a un Dios cercano, que participa en su vida, en sus luchas, en sus derrotas y en sus victorias.  No fue hasta el Nuevo Testamento que se reveló el Dios del amor y la justicia.