El amor al prójimo es el elemento central del mensaje de Jesús. Y cuando pensamos en el amor o la caridad, pensamos en la unidad. Por eso, no deja de sorprendernos, e incluso de escandalizarnos, que Jesús nos diga que no ha venido a traer la paz a la tierra, sino el fuego y la división.
Debemos estar preparados, no porque la muerte pueda visitarnos a cada momento; no porque el fin del mundo pueda ocurrir a cada momento. Debemos estar preparados para la llegada del Señor porque siempre viene. Él es el Emmanuel, que siempre está con nosotros, porque siempre viene a visitarnos.
Este texto del Evangelio que acabamos de leer es una continuación del texto que habríamos tenido ayer si hubiéramos celebrado un día de feria en lugar de la fiesta de San Lucas
24 de octubre de 2023 - Dedicación de la iglesia de Scourmont
1Reyes 8, 22-23.27-30; Hechos 7, 44-50; Lucas 19, 1-10
Homilía
David, habiéndose construido un soberbio palacio, había decidido -en lo que sin duda concibió como un momento de gran magnanimidad- construir también una casa a Dios ("¡Mira, yo vivo en un palacio de cedro y Dios vive en la tienda!") Y Dios le había respondido: "No me construirás una casa; yo te haré una".
Tenemos en el Evangelio dos versiones del envío por parte de Jesús a la misión. La primera, común a los tres Evangelios Sinópticos, se dirige a los doce Apóstoles; la segunda, más larga, versión que acabamos de escuchar, y que es propia de Lucas, se dirige a los setenta y dos discípulos.
El hecho históricamente más atestiguado -incluso fuera de los Libros Sagrados- sobre Jesús de Nazaret es que fue juzgado y ejecutado por las autoridades romanas acusado de alta traición. Cuando los Fariseos, Escribas y Sacerdotes llevaron a Jesús ante Poncio Pilato para que fuera condenado a muerte y ejecutado por las autoridades romanas, utilizaron contra él la siguiente acusación: "Hemos encontrado a este hombre alborotando nuestra nación: nos impide pagar el tributo al César...". (Lucas 23:2). Por tanto, es importante analizar detenidamente el suceso relatado en el relato evangélico que acabamos de leer, ya que fue el que utilizaron las autoridades judías para mandarlo ejecutar como agitador político.
Conocí a un pastor baptista de Estados Unidos que venía a menudo a nuestro monasterio de Holy Spirit, en Georgia, para hacer retiros. Hace varios años, no se encontraba muy bien y fue a ver a un médico. Tras una serie de pruebas, el médico le dijo que tenía un cáncer terminal y que probablemente sólo le quedaban unos meses de vida. El hombre acogió la noticia con gran serenidad y no pareció perturbado en absoluto. El médico se sorprendió de esta serenidad y le dijo: "La mayoría de la gente se altera mucho, incluso se desanima, cuando le dicen que tiene cáncer, sobre todo un cáncer terminal. ¿Cómo es que usted está tan tranquilo? La respuesta fue: "Bueno, ¡estoy convencido de que todos somos en phase terminal!