Martes de la 26ª semana del tiempo ordinario – 30 de septiembre de 2025
Job 3, 1…23; Lc 9, 51-56
Homilía
La subida de Jesús a Jerusalén es uno de los grandes temas del Evangelio de Lucas. El Evangelio de hoy comienza con estas palabras: «Cuando se cumplió el tiempo de su ascensión al cielo, Jesús, con rostro decidido, se puso en camino hacia Jerusalén». Esta pequeña frase, que parece una introducción elegante e inocente, es en realidad de una intensidad estremecedora, si la analizamos un poco. Hay que decir que los traductores, en cualquier idioma, han tenido dificultades para transmitir toda la fuerza pregnante de las expresiones griegas empleadas por Lucas. «Cuando se cumplió el tiempo...», dice nuestra traducción. Lucas dice, literalmente, «Cuando los días iban a cumplirse...». Es la misma expresión que Lucas utilizó en su relato del nacimiento de Jesús: «Cuando se cumplió el tiempo en que ella (María) debía dar a luz...». Así pues, hemos llegado a un momento decisivo, al fin de los tiempos, al nacimiento definitivo de Jesús. Y ese nacimiento definitivo, ese fin de los tiempos, será su muerte. Nuestra traducción dice: «Cuando se cumplió el tiempo en que iba a ser llevado al cielo, Jesús, con el rostro decidido, se puso en camino hacia Jerusalén». Esta bella paráfrasis traduce bastante bien el sentido de la frase griega. Pero una traducción literal sería mucho más brutal. Habría que traducir: «Cuando se acercaba el tiempo en que iba a ser eliminado».