Homilías de Dom Armand Veilleux en español.

21 de julio de 2021 -- Miércoles de la 16ª semana, año impar

Éxodo 16:1...15; Mt 13:1-9

Homilía

            Esta mañana tenemos el mismo Evangelio que hace unas semanas, en el 15º domingo ordinario.  Lo importante para Jesús, en esta parábola, no son las espinas que pueden ahogar la semilla recibida; no es el terreno pedregoso, que no permite que la semilla tenga raíces profundas; no son las aves del cielo que vienen a comer el grano que ha caído en el camino; ni siquiera es la buena tierra que recibe esta semilla.  Lo más importante para Jesús es la propia semilla.  Y la semilla de la que habla es su Palabra, que es también la Palabra de su Padre.

20 de julio de 2021 -- Martes de la 16ª semana, año impar

Éxodo 14:21 a 15:1; Mt 12:46-50

Homilía

            En la tradición judía, la familia y el clan tenían una importancia extrema.  La lealtad a la familia y al clan era más importante que cualquier otra cosa.  Jesús muestra ciertamente un tierno amor por su madre; durante su infancia está sometido a su padre y a su madre.  Pero al mismo tiempo pone fin a la supremacía de la familia y a la exclusividad de la relación con ella.  El amor ya no debe tener límites.  Debe extenderse a todos, incluso a los enemigos. 

17 de julio de 2021 - sábado de la 15ª semana del tiempo ordinario

Ex 12:37-42; Mt 12:14-21

Homilía

          En estos tiempos de "globalización" y "mundialización" -de una cierta globalización toda ella dominada por la economía- la brecha entre las naciones ricas y las pobres es cada vez mayor, al igual que la brecha entre ricos y pobres dentro de cada país.

19 de julio de 2021 - Lunes de la 16ª semana del tiempo ordinario

Éxodo 14:5-18; Mateo 12:38-42

Homilía

            El profeta Jonás fue enviado por Dios a los paganos de Nínive.  Pero no quería la misión, así que huyó a Tarsis.  Esta huida le conduce -y a sus compañeros de viaje- a una terrible tormenta.  En medio de esta tormenta reconoce su pecado y acepta -incluso pide- ser arrojado al mar.  Luego emprende un viaje de soledad, del que el vientre de la ballena es un símbolo, y finalmente emprende su misión de predicación.  Sin embargo, sigue siendo inconcebible para él que una ciudad pagana se convierta, y no está contento con su conversión.  Dios finalmente le hace comprender, a través de la imagen de la planta que crece en un día y muere con la misma rapidez, todo el amor misericordioso que tiene por la ciudad pagana de Nínive así como por el Pueblo de Israel.

16 de julio de 2021 - Viernes de la 15ª semana del año impar

Ex 11:10-12, 14; Mt 12:1-8

Homilía

          Leemos la Escritura a la luz de la interpretación que le ha dado toda la tradición cristiana que nos ha precedido, y esto es normal.  Sin embargo, a veces es útil acercarse a un texto evangélico sin referencia a lecturas e interpretaciones anteriores, tratando de preguntarse qué pudo significar el texto para quienes lo leyeron primero, en la primera generación cristiana.  Es un ejercicio que vale la pena hacer para el Evangelio de hoy.

18 de julio de 2021 - 16º domingo "B

Jer 23:1-6; Ef 2:13-18; Marcos 6:30-34

Homilía

            En el Antiguo Testamento, tres figuras desempeñan papeles importantes y complementarios en el pueblo de Israel: el rey, que ostenta la autoridad política; el sacerdote, que realiza los rituales religiosos; y el profeta, que, a menudo con riesgo de su vida, recuerda tanto al rey como al sacerdote y a todo el pueblo sus deberes y pecados y lo que Dios espera de ellos. 

15 de julio de 2021 - Jueves de la 15ª semana impar

Ex 3:13-20; Mateo 11:28-30

Homilía

Seguimos leyendo el capítulo 11 de Mateo, donde éste ha reagrupado varios dichos breves de Jesús.  Algunas de estas palabras han sido colocadas en otros lugares por los otros evangelistas; y otras, como la que acabamos de leer, son exclusivas de Mateo.  Sería inútil tratar de encontrar la situación precisa en la que estas palabras fueron pronunciadas por Jesús.  Son pequeños textos o relatos aislados que circularon en la Iglesia primitiva antes de ser agrupados en nuestros Evangelios.  Tienen valor y fuerza en sí mismos, independientemente de cualquier contexto.

          En el breve texto de hoy, Jesús contrasta su Ley del amor con el pesado y severo legalismo de los fariseos y los doctores de la Ley.  No es raro escuchar este texto interpretado de forma espiritual, incluso sentimental, instándonos a refugiarnos en el Señor cada vez que nos sintamos un poco decaídos, agobiados o que nuestros hermanos o hermanas no sean amables con nosotros.  Por supuesto, no hay nada malo en hacerlo. Pero el significado original de las palabras de Jesús es un poco diferente.

El "yugo" era una expresión tradicional en el Antiguo Testamento para denotar la Ley.   Cuando Jesús dice "Venid a mí todos los que estáis agobiados" se dirige a los que están oprimidos por las interpretaciones de la Ley impuestas por los escribas y fariseos.  Recordemos su invectiva: "Ay de vosotros, los abogados, porque cargáis a la gente con cargas imposibles de soportar y vosotros mismos no tocáis estas cargas con uno de vuestros dedos."  A los que están así oprimidos, les promete en primer lugar el descanso de sus almas.

          Les invita a tomar su ley ("tomad mi yugo"), su ley de amor, y a convertirse en sus discípulos ("sed mis seguidores"), porque Él es manso y humilde de corazón.  Luego repite que los que toman este yugo sobre sí mismos encontrarán descanso.  ¿Por qué? - Porque este yugo, o ley, es fácil y la carga que pone sobre los hombros de sus discípulos es ligera.

          Así pues, no veamos en la Ley del Evangelio, ni en las leyes de la Iglesia, ni en los reglamentos de nuestra vida monástica, pesadas cargas que debemos llevar por la ascesis para ganar méritos, sino expresiones concretas de una ley de amor que debe liberarnos y permitirnos correr con un corazón libre y dilatado, como dice San Benito, por los caminos del Evangelio.