Lo más sorprendente de este Evangelio es el miedo que se apodera de los once Apóstoles y sus acompañantes. Poco antes, los discípulos que se habían encontrado con Jesús en el camino de Emaús y lo habían reconocido al partir el pan, habían regresado para contárselo a los Apóstoles. Los apóstoles respondieron: "¡Es cierto! El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón. Antes estaba el testimonio de las mujeres que acudieron al sepulcro en la mañana de Pascua. Así que todos sabían ya que Jesús había resucitado de verdad. De repente, mientras están hablando juntos de Jesús, éste aparece en medio de ellos y les dice simplemente: "La paz esté con vosotros". Y esto es suficiente para que tengan miedo y estén llenos de temor. ¿Cuál es entonces el origen de este miedo?
El evangelista Lucas relata tres apariciones de Jesús el día de Pascua: 1) a las mujeres, que fueron las primeras en tener el valor de acercarse al sepulcro por la mañana temprano; 2) a los dos discípulos que habían decidido volver a su pueblo y a su trabajo; 3) a los Doce que seguían paralizados por el miedo en el lugar donde se habían encerrado. Es la segunda de estas apariciones la que tenemos en nuestro texto de hoy.
María Magdalena, la que ungió los pies de Jesús y los besó con ternura, aquella de la que Jesús dijo que dondequiera que se proclamara el Evangelio, se contaría lo que había hecho en memoria de ella - esta misma María es la primera en llegar al sepulcro en la mañana del tercer día. ¿Y qué encuentra? Una tumba vacía. Corre a informar a Simón Pedro y a Juan. Vienen corriendo. Ellos también buscan al Señor. ¿Y qué encuentran? Ellos también encuentran una tumba vacía.
María Magdalena, la que había ungido los pies de Jesús y los había besado con ternura, aquella de la que Jesús dijo que dondequiera que se proclamara el Evangelio se contaría lo que había hecho en su memoria, esta misma María fue la primera en acudir al sepulcro en la mañana del tercer día. Hemos visto en el pasaje del Evangelio leído en la misa del día de Pascua cómo encontró la tumba vacía y corrió a informar a Simón Pedro y a Juan. Fue, pues, la primera de los discípulos de Jesús en anunciar la Resurrección.
Estamos en medio de una celebración que tiene lugar en medio de la noche - una verdadera "vigilia", por tanto - durante el paso de la oscuridad a la luz. Este paso es una expresión simbólica del largo paso desde la oscuridad y el caos original del comienzo del Génesis hasta la luz de Cristo resucitado en la mañana de Pascua.
El relato de la Pasión según San Juan, que acabamos de escuchar, tiene una característica diferente a la de los otros tres Evangelios. En este relato, Juan nos presenta una imagen de Jesús coherente con la que ha ido desarrollando a lo largo de su Evangelio. Es la imagen de un Jesús que es la revelación del Padre y que es también, en su persona, la plena manifestación del amor.