Hace unos días, las lecturas de la misa nos presentaban la actitud abierta de Dios que viene a nosotros "He aquí que vengo..." y de María que se deja tomar por Dios: "He aquí la esclava del Señor".
"Mi Padre siempre está trabajando, y yo también estoy trabajando." No es sin importancia notar que esta frase de Jesús viene al principio de un discurso en el que habla de su amor al Padre y de su unión con él, y del amor y la unión a los que también nosotros estamos invitados, si sabemos salir de nosotros mismos.
Jesús se encuentra atrapado, una vez más, entre dos grupos de personas. Por un lado, están los recaudadores de impuestos y los pecadores que acuden a escucharle y cuyos corazones se ven conmovidos tanto por su actitud como por sus palabras; por otro lado, están los fariseos y los escribas que no aprueban en absoluto su actitud. Le acusan no sólo de acoger a los infieles, sino incluso de comer con ellos.
Una de las expresiones que surge con bastante frecuencia en boca del Papa Francisco es la de "periferias". Utiliza la palabra en plural. Nos llama a todos a ir a las periferias. Y esta palabra tiene, obviamente, diferentes significados según la vocación de las personas a las que se dirige o según los contextos en los que la utiliza. Su enfoque es evangélico antes que sociológico.
26 de marzo de 2022 - Sábado de la tercera semana de Cuaresma
Oseas 6:1-6; Lucas 18:9-14
Homilía
Al principio de cada celebración eucarística, confesamos nuestros pecados y pedimos el perdón del Señor. ¿Es siempre algo más que una mera formalidad religiosa? ¿Somos sinceramente conscientes de que somos pecadores? Por supuesto que sabemos que hemos cometido algunos pecados. Normalmente, ya los hemos acusado en confesión y han sido perdonados. De hecho, sabemos que han sido perdonados por Dios desde el momento en que nos arrepentimos. Pero ser pecador es algo más que haber hecho tal o cual pecado. Podemos ser conscientes de ser buenos cristianos o no tan malos monjes, más que conscientes de ser pecadores...
Al comienzo de la segunda mitad de la Cuaresma, las lecturas del Evangelio están tomadas del Evangelio de Juan, que, como vimos la semana pasada, está construido sobre una serie de signos, acompañados de palabras. Y el lugar donde se realiza ese signo es siempre importante.
En esta fiesta de la Anunciación del Señor, exactamente nueve meses antes de la próxima fiesta de la Natividad, celebramos el momento de la concepción de Jesús en el seno de María, -- el primer momento de la existencia humana de Dios. Este momento, que divide toda la historia de la humanidad en dos grandes períodos -el período anterior a Cristo y el período posterior al nacimiento de Cristo- es objeto de diversos anuncios o "prefiguraciones" en los Evangelios.